28 de septiembre de 2012

Padre Pierre Dubois y la iglesia que fue



      Hablar del padre Pierre Dubois es hablar de un modelo de iglesia que va en bajada. Un sacerdote francés que llego a Chile  mediado de los años sesenta para asesorar la acción católica, un cura popular que hizo su vida en una de las poblaciones más emblemáticas como lo es La Victoria.  

        Este sacerdote representa aquella iglesia del concilio vaticano II, la de la opción por los pobres, de los curas obreros y religiosas populares. Aquella iglesia que estaba con los pies en el barro, defendiendo a los pobladores los abusos de la dictadura y comprometida con los derechos humanos. De vivir sencillo sin grandes lujos, insertos en tomas y poblaciones y viviendo con los más humildes, haciendo iglesia donde otros no querían siquiera mirar. Su hermano y amigo Andrés Jarlan, fue asesinado por una bala “perdida” que fue la causante de la muerte del sacerdote, convirtiéndose en un mártir de la iglesia popular, del pueblo y de la población la Victoria.

        Pero esa iglesia estaba inserta en un tiempo en cual existían ideales, solidaridad entre las personas y una cierta conciencia de pueblo o sentido de pertenencia al lugar donde se vivía. Una sociedad también polarizada por la guerra fría y la división entre americanos y soviéticos, la iglesia no escapó a ese fenómeno, existiendo persecución a los teólogos de la liberación y sacerdotes con una tendencia de izquierdas, mientras se avalaba a los movimientos ultra conservadores como Legionarios de Cristo u Opus dei. La iglesia chilena por medio del cardenal Silva Henríquez, mantuvo su compromiso social y con los derechos humanos, a pesar de las presiones desde el vaticano y de sacerdotes ultra conservadores al interior del país.

        Pero con el fin de la dictadura pareciera que aquella épica con la que se trabajaba se esfumó, como si el único fin era derrotar al dictador. Gran parte de la iglesia de la transición realizó un giro hacia el interior, se encerró en lo sacramental, en una sociedad neoliberal no era bien visto ser sacerdote obrero o tener una opción por los pobres, aquellos ideales era de los sesenta y había que actualizarse. El neoconservadurismo se fue abriendo camino en los seminarios, formando sacerdotes cuyo trabajo principal era el pastoral, la entrega de sacramentos y el acompañamiento espiritual. Lo social de la iglesia era entregar comida y alimentos solamente, pero no trabajar a la par con las personas, no tener un proyecto de iglesia en conjunto, como decía el padre Agustín Cabré “los pobres vienen a recibir ayuda con nosotros, pero a la hora de los espiritual se van con los evangélicos”.

        La iglesia se aburguesó, se encerró en sus templos y dejó de ser comunidad. Es un grupo de personas que alaba al mismo dios y al momento de la paz se dan la mano, pero no existe iglesia en su sentido primario. Los pobres están para dar caridad, como una nueva forma de pagar indulgencias, pero no se sienten parte de ella. La iglesia popular y las representaciones y manifestaciones que vienen del bajo pueblo no son vistas con buenos ojos. Los teólogos y expertos en “dios” ven reticencia aquellas paganas expresiones de religiosidad, prefiriendo las impersonales y recatadas misas realizadas en templos de mármol del barrio alto. Pero el ejemplo del padre Pierre estará presente en su población, en su pueblo, en aquellos creyentes o no que fueron testigos de su consecuencia y amor por el prójimo. Es difícil mantener una iglesia popular, sobre todo en una sociedad de consumo y desintegrada. Pero mientras existan comunidades cristianas de base, grupos de voluntariado, religiosas trabajando en poblaciones, sacerdotes y seminaristas apoyando a los estudiantes, mientras existan cristianos como Cristo, el padre Pierre vivirá en aquellas acciones.


Buen viaje

25 de septiembre de 2012

Los peores jingles de campañas políticas

El viernes 28 del presente mes se da inicio el período de propaganda electoral, con motivo de las elecciones de alcaldes y concejales para cada comuna. Pero todos sabemos que con anterioridad el circo comienza a funcionar, apareciendo como callampas después de la lluvia un sinfín de murallas pintadas con apellidos, gigantografías de candidatos con algún personaje político importante o simplemente una paloma o cartel con un eslogan archi repetido como “estoy contigo”, “soy el cambio”, “compromiso con la comuna”. 

Pero no todo es propaganda callejera, ya que en el tiempo de la internerssss y de las redes sociales, han proliferado una serie de campañas tecnológicas, como videos y jingles, de diversa calidad y dudoso trabajo profesional. Entendemos que no todos los participantes de los balotajes poseen recursos o ayudas de algún partido político, por lo que tienen que ingeniárselas diciéndole al cabro que trabaja en el cyber café que le saque una foto y le escriba un eslogan en comic sans. 

Es por esto que los jingles no son las mejores canciones elaboradas del mundo, generalmente son canciones conocidas y pegajosas que, tocadas en un sintetizados de 32 bits, se le añaden letras a la fuerza ensalzando las cualidades y virtudes del candidato a concejal o alcalde. Casi nunca los jingles políticos son bueno, porque son políticos, pero acá están los considerados peores. (no va en un orden alguno, todos son considerados igual de pencas)


Como sabemos, no pueden asemejarse fielmente a la canción original por derechos de autor (Ricardo Jeldes lo sabe mejor que nosotros) por lo que deben cambiar algunas cosas. En este jingle suena un reggaeton flayte donde se escucha "soy igual que tú" con voces como ratoncitos de 31 minutos. No solo el jingle es mal hecho, ese paint de afiche nose si es igual o peor.



El tema del momento y que nos hinchó las pelotas todas las vacaciones, el mossa mossa, acá es tomado por don Juan Soto y lo transforma en un jingle que no suena de tan mala calidad, pero se denigra aún mas con aquel afiche del candidato con google de fondo, CON GOOGLE, y apuntando "voy a tener suerte". Si Larry Page y Sergey Brin quisieran denunciar al candidato, lo harían cagar.




Primero, la foto no es la mejor, ya que aparece con cara de pavo. Luego, el vídeo hecho con movie maker y la canción tipo technoranchera no favorece para nada su campaña.


"Tiene simpatía y buena apariencia" es la forma de venderse este futuro alcalde. Con una canción muy, pero muy similar a la de Américo,  el cantante presenta a este candidato como un compadre 100% en terreno y que tiene a San Ramón en el corazón. Aparece en el video el número de teléfono del compadre que hace los jingles "para todo Chile"




Han hecho jingles con cumbia, con rancheras, con reggaeton...pero con ¿¡¡Pluma gayyyyy!!? No se que hay en la cabeza de un candidato el hacer un jingle con una música así, es incomprensible. Imposible no reirse. 


Bonus track....Peraaalta!!


7 de septiembre de 2012

Elefante Blanco y los pobres invisibles

Recuerdo que por la universidad tuvimos que hacer un trabajo en terreno en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. La primera vez que me bajé de la micro, me impresionó una gran construcción abandonada en medio de muchas casas muy humildes. Una persona del lugar nos contó que ese era el hospital Ochagavía, un centro médico que se construyó en un sector popular y pretendía ser el hospital más grande de Latinoamérica, cosa que quedó inconclusa con el golpe militar. A esa construcción le decían el “elefante blanco”.

Al ver la película Elefante blanco de Pablo Trapero se me vino a la mente esa construcción, un gran hospital que pretendía asentarse en un sector popular, pero que con el paso del tiempo queda abandonado por los distintos gobiernos. La diferencia es que en la cinta esta gran construcción se encuentra habitada ilegalmente por muchas personas, incluyendo los sacerdotes que realizan una labor social en la villa. 

Y es que Elefante blanco es una historia desgarradora y transversal para toda Latinoamérica, nos habla desde aquellas grandes obras inconclusas, desde aquellos edificios que están abandonados en medio de la miseria, que se vuelven invisibles con el tiempo. Es la metáfora de los pobres, excluidos de las grandes ciudades a las periferias, a las villas miserias, campamentos, poblaciones callampas, a las favelas. La pobreza en nuestro continente se convirtió en un elefante blanco, tanto tiempo ha estado frente a nuestras narices que se vuelve transparente, se difumina frente a un horizonte desarrollado, como ese gran edificio que se observa imponente al lado de las casitas y calles de tierra, pero en las panorámicas se vuelve invisible al lado de las carreteras y construcciones modernas. 

Los pobres como estos edificios, son un gran dolor de cabeza para las grandes instituciones, para el estado en particular. Cada uno se tira la pelota y trata de dar alguna solución, pero saben que en el fondo seguirá ahí, mientras no sea demolida y destruida desde sus cimientos estará presente en cada gobierno de turno. El trabajo de la comunidad religiosa es tratar de humanizarla, de darle vida a este edificio (y a la villa de forma particular), pero es un ambiente complejo, saben que no pueden inmiscuirse en todos los aspectos, que la droga es más poderosa que la biblia y que mueve más dinero que la canasta de las ofrendas. Esta cinta es una alegoría a la pobreza dura, a esa que duele, no aquella que se muestra en las noticias o en galerías de arte, donde niños con el rostro sucio son retratados en fotografías en blanco y negro. Acá se muestra lo peor de la pobreza, la muerte, los conflictos, las drogas duras, las balaceras en plena calle, los niños sin esperanza. 

Elefante blanco es una gran película, que también funciona como una especie de homenaje a aquella iglesia comprometida con los pobres que es difícil de ver en la actualidad (por lo menos en mi país), aquellos sacerdotes y misioneros que viven en la pobreza y tratan de hacer iglesia donde la curia no llega. Esta cinta nos hace reflexionar sobre muchas cosas, y aunque algunos críticos plantean que los conflictos sociales se hilvanan de mejor forma que los personales (cosa con la que concuerdo), es una gran película que debe ser vista por todos aquellos que tenemos un compromiso social, ya sea desde la religiosidad, la política o la educación. 



21 de agosto de 2012

La película "NO" y la democracia con gusto a Coca Cola



Hace algunos días vi la aclamada película “No” de Pablo Larraín, fui sin ninguna expectativa y debo decir que me sorprendió de sobremanera. Es una cinta interesante, con un ritmo divertido y que toca varios tópicos atractivos para partidarios u opositores de la opción no en el plebiscito de 1988.

Como lo dije, en aspectos que podríamos denominar estéticos o fílmicos, la película funciona bien, tiene un guion bien estructurado, con actores de categoría (incluso se consiguieron a Gael García Bernal para darle un plus internacional) y una puesta en escena inteligente para intentar dar la veracidad de que más que una cinta, es una película documental sobre la épica campaña creativa para derrocar al dictador Pinochet. 
Pero más allá de la cinta, después de salir de la sala de cine, uno puede realizar diversas preguntas, en torno a lo que fue el plebiscito, que fue (o es dependiendo del punto de vista teórico) la transición o que es lo que denominamos democracia. Existen muchas miradas frente a estos conceptos, cosas que nos contaron, que vivimos, que leímos, que observamos en una pantalla de televisión o de cine, como en esta ocasión. Primeramente, es interesante observar cómo construyen la campaña del  NO. Intentan tomarla desde varios puntos de vistas, pero el publicista interpretado por García Bernal la coge desde el marketing, habla de un “producto”. La democracia no es un concepto, un ideal, es una mercancía que se ofrece a una sociedad chilena que ya estaba ingresando en las pautas del consumismo exacerbado. En el transcurso algunas personas critican esta mirada, “es un comercial de Coca-Cola”, replica algún político de la concertación, pero como movida publicitaria es muy inteligente, la democracia equiparada a un producto, añadiéndole conceptos estratégicos para venderla y promover un tipo de ciudadano (o consumidor), alegre, sin miedos con el pasado, con mirada al futuro, exitoso, etc…Frente a la campaña del SI que se realizó bajo parámetros cercanos a la “propaganda” política (solo faltaron desfiles de militares levantando el brazo derecho), la campaña del NO corrió sola, fue un éxito porque supo trabajar desde un lenguaje que las personas ya estaban internalizando, desde el mercado, desde la misma trinchera económica creada o impuesta por el régimen militar.
Otra parte interesante de la cinta es aquella cuando todos están discutiendo sobre la campaña y el personaje interpretado por Alejandro Goic comienza a hablar sobre la tortura, los detenidos desaparecidos, sobre el dolor de la dictadura. Los cabecillas de la campaña lo mandaron literalmente a la mierda, porque eso “no vende”, y es entendible, mostrar y ser majaderos con el dolor, dando la apariencia que la oposición de aquellos años eran los pobrecitos hubiera sido un tremendo error de “marketing”. Pero el asunto va a más allá, está bien que durante la campaña publicitaria del plebiscito no se tratara de forma explícita aquellos temas ¿pero después qué? ¿Qué pasó durante la transición con el tema de los derechos humanos, con la memoria? 
La transición (y la democracia) se transformó en esa campaña, en una felicidad de comercial televisivo, en donde el dolor de los torturados y la pena por los desaparecidos no tuvo cabida. El plebiscito solo cambió al patrón cuando ya no era necesario, ya se había asesinado a la resistencia e impuesto a sangre un sistema socioeconómico que aumentó la desigualdad, pero al mismo tiempo promovió un ideal de que todos podían ser exitosos. La transición fue un pacto entre las elites, una democracia tutelada por el ojo de los uniformados, donde la ciudadanía no tuvo participación alguna, solo cada cuatro años cuando en un papelito deben marcar una alternativa para legitimar el sistema político. La alegría vino, pero solo para un sector de la población, para el quintil como mayores ingresos, para los que diseñaron la campaña, los políticos de la concertación, los empresarios que se hicieron ricos con la privatización de empresas estatales, etc… La gracia de la película “NO” es ésta, nos hace pensar sobre el plebiscito, la transición y la democracia, que país hemos construido y sobre todo, que país queremos construir. 

11 de agosto de 2012

Cine; reflejo o representación



En nuestra sociedad podríamos decir que lo visual es el sentido maestro, toda la información nos entra por los ojos, como si los otros sentidos fuesen unos meros artilugios que sirven para confirmar la información que recibimos a través de la mirada. Numerosas frases populares vienen a confirmar la afirmación antes hecha; “ojos que no ven corazón que no siente”, “una imagen vale más que mil palabras”, “ver para creer”.  Es a través de la mirada que conocemos el mundo, y por eso las artes, en especial las disciplinas visuales, suelen tener el carácter de “representar” la realidad, de ser un espejo de la sociedad y de la vida misma.

Pero es el cine la disciplina moderna que goza de las mayores atribuciones para mostrarse como representante de lo “real”. Y es que desde sus comienzos, el cine en se presentó como un reflejo de la realidad  de manera irrebatible,  por ejemplo en una de las primeras cintas grabadas por los hermanos Lumière, Llegada de un tren a la estación, se cuenta que los espectadores que vieron por primera vez la película se echaban hacia atrás pensando que el tren se saldría de la pantalla, incluso algunos habrían salido corriendo de la sala donde se proyectaba la película. 

Son numerosas los enfoques teóricas que se encuentran en torno al arte cinematográfico, refiriéndonos a su carácter de “realidad”. Algunos se posicionan más cercanos al cine como un “espejo” de la realidad, como un arte capta de mejor forma la realidad social, mientras que otros consideran al arte cinematográfico como un dispositivo que “deforma” la realidad y otorga representaciones manipuladas por el  director de la obra. Incluso adentrándonos mucho mas en estas discusiones teóricas, la pugna entre un “cine ficción” y el “cine documental” ha sido bastante larga, argumentando sobre cuál de estos dos géneros fílmicos es el que capta de mejor forma la realidad. 

Bill Nichols es un teórico que asume ambos géneros con características  similares entre ellos, planteando que “el documental es una ficción como cualquier otra, que el mundo en el que habitamos es una construcción social en la misma medida que cualquier ficción es una construcción imaginaria, que lo que encontramos “ahí” no es sino lo que postulan nuestros códigos y sistemas de signos, esto debe, ponerse en tela de juicio”  (Bill Nichols, 1997:151).

El asunto está en saber si el trabajo que realiza el cine podría considerarse una representación del statu quo de un cierto período histórico, o de una sociedad determinada. En cuanto al concepto de representación, para Nichols “la representación implica que una cosa ocupe el puesto de otra, que una imagen o sonido grabado ocupe el lugar del que fue “tomado”. “Tomado” aparece entrecomillado porque este “tomado” no es una sustracción: la cosa sigue ahí” (Bill Nichols, 1997: 198). Luego de esto, podríamos afirmar que existe un nexo poderoso entre el referente y la representación,  planteando incluso que para algunos la representación podría tomar el lugar del referente, asumiendo la representación de un film como algo absolutamente verídico. 

Consideramos que, aunque el cine en sí representa “elementos” de la realidad, sería caer en la absoluta ingenuidad aceptar que el discurso fílmico puede reflejar la sociedad tal cual. Hay que entender que el cine es un dispositivo que exhorta al espectador a verlo como realidad histórica debido a su forma de exposición, ya que se presenta “como” si fuese equivalente a la realidad en un espacio temporal determinado, en palabras de Nichols “el filme revela lo que podríamos haber visto a nuestro alrededor si nosotros también hubiéramos mirado con un ojo paciente y perspicaz” (Bill Nichols, 1997: 35). Pero como planteamos, el cine solo muestra un “espacio” de tiempo determinado, por lo que no comprendemos lo que sucedió antes o después de la acción, solo se expone una parcela de la realidad, para que fuese representación verídica de un período sociohistórico determinado tendría que grabar una acción sin parar ni editar. Además como arte, el cine construye una cierta imagen, es una imagen elaborada la que se expone en la pantalla, como lo muestra Kristeva  “el cine no copia de manera “objetiva”, naturalista o continuada una realidad que le es propuesta: recorta secuencias, aísla  planos y los vuelve a combinar por medio de un nuevo montaje. El cine reproduce cosas: las manipula, las organiza, las estructura” (Julia Kristeva, 1988; 285). El cine refleja una realidad, que viene de “vuelta” con la presencia o la voz del autor, por lo que deja de ser totalmente real. La realidad en la obra está intervenida, manipulada, presentada con un sentido, por lo que hay que “leerla” o mejor dicho “descifrarla”, por lo que ésta es unas de las ventajas (o desventajas) del cine ficción.

Como vemos, es imposible que el cine ficción (y el cine documental incluido) puedan representar a cabalidad la realidad de un país, un hecho histórico, un acontecimiento determinado, la vida de un personaje público, etc… Pero el cine ficción puede construir una semirealidad a través del dispositivo fílmico,  el cine produce efectos de realidad y de poder como dice Fanlo, que están enclavadas en un tiempo-espacio y que producen y constituyen las subjetividades de espectadores de un determinado período histórico. Para finalizar nos preguntamos ¿El cine refleja o representa las historia social de un período determinado? Preferimos utilizar un término hibrido, reflejo/representación, ya que para esta investigación consideramos al cine un espejo, pero un espejo deformado como aquellos que existen en los circos, que deforman la realidad, muestran una realidad intervenida a través de un relato que contiene una cierta ideología en su contenido.

-  Nichols, Bill “La representación de la realidad” Ediciones Paidós, Barcelona, 1997
- Kristeva, Julia “El lenguaje, ese desconocido” Editorial fundamentos, Madrid, 1988 



17 de julio de 2012

Emilio Sutherland y en su propia trampa; El justiciero de la pantalla chica



Es comun escuchar a las personas quejarse de lo bajo que ha caido la televisión chilena, que no existen espacios culturales y que lo trivial y mundano se ha tomado la pantalla chica. Pero aún existen esperanzas, pequeñas joyitas han aparecido en este basural denominado televisión: El programa “En su propia trampa” ha emergido como un oasis en el desierto para saciar la sed de tantos televidentes inconformistas y deseosos de espacios televisivos de calidad.

Emilio Sutherland (Tio Emilio para el medio) se ha transformado en el Elliot Ness de la televisión chilena, organizando un verdadero escuadrón de periodistas y técnicos que luchan contra la injusticia, la delincuencia, los timos y engaños de personas inescrupulosas. A través de su programa, denuncia valientemente y con ahínco a quienes de forma cobarde, intentan perjudicar al bajo pueblo. Pero ahí está Emilio,  el justiciero, el heroe que sin capa ni superpoderes, solo con sus micrófonos y cámaras ocultas, combate la puerta giratoria que los diversos gobiernos no han podido solucionar.

En mi admiración por este periodista, he querido cooperar con su causa y ayudar con algunas ideas para que siga combatiendo con la misma fuerza al lumpen que aparece en sus reportajes, aquí algunas sugerencias:

- Fiscalizar a los vendedores de cloro y leche que le echan agua a sus productos

- Vendedores de cucuhflís que le echan manjar solo en los extremos.

- Carteros que cobran mas de $30 pesos por carta.

- Empaquetadores de los supermercados que ponen solo una bolsa a las botellas de vidrio y otros productos pesados.

- Delincuentes que roban wifi y se cuelgan de la televisión digital.

- Niños que se quedan con el lapiz y la goma cuando se les toma el Simce.

- Personas que hurtan revistas de las salas de esperas.

- Jovenes que se llevan los lentes 3D del cine para su casa (no tienen filtro UV y son feos)

-  Personal de aseo de los malls que se toman los conchitos de bebida.

Espero que con estas sugerencias y el aporte de la ciudadanía, podamos batallar contra la delincuencia real y ser un país desarrollado. Espero encontrar a otros lectores que quieran unirse y apoyarme en la causa para iniciar el proceso de beatificación de Emilio Sutherland.

7 de julio de 2012

Las 10 técnicas de manipulación mediática según Noam Chomsky



La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.


Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.



Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.



6 de julio de 2012

Neoliberalismo y la transformación en la vida de barrio

No es necesario ser un gran intelectual para denotar los cambios arquitectónicos y culturales que han desarrollado las diversas ciudades y comunas de nuestro país. Cada uno podría realizar el ejercicio de rememorar los recuerdos de infancia y enumerar los principales cambios que se visualizan en los propios barrios; de aquellos años en que se jugaba a la pelota en la calle de tierra se pasa a la carencia de infantes en las calles pavimentadas de algunas villas, el negocio de la esquina en que se compraba pan se suplanta por el supermercado y el mall, y las festividades principales en que los vecinos se reunían a celebrar se pasa por el encierro y el individualismo extremo de una buena parte de los habitantes nacionales. 

Estos cambios y muchos otros que son igual de importantes y significativos en la vida de barrio, se explican a través del paulatino cambio en el régimen económico del país, que tiene su génesis en la implantación de la ideología neoliberal por parte de la dictadura militar, a mediados de los años setenta. Cabe destacar que éste pensamiento económico ejerció (y ejerce) una importante influencia en la junta militar, que empleó sus preceptos en diversos ámbitos como el educacional, el cultural, el de salud, el laboral y como se anunciaba anteriormente, el ámbito urbano.

 El pensamiento neoliberal nace como una acentuación de la doctrina monetarista, además de presentarse como una crítica al Estado Keynesiano de desarrollo industrial, que imperaba en los años anteriores a la década de los setenta. Los teóricos de la escuela de Chicago (principal escuela de desarrollo del neoliberalismo) sostenían que “el estado Keynesiano no representa una fuente especial y autónoma de bienestar que haga de los ingresos y los servicios unos derechos ciudadanos, sino que depende en sí mismo sumamente de la prosperidad del mantenimiento del crecimiento económico” (Valencia 2007:15). Así es como la crisis del Estado planificador permite la implantación de un nuevo modelo económico que sería implementado en prácticamente todo el occidente. La base medular en que se sustenta este pensamiento económico es un capitalismo flexible y desregulado, en donde el rol del Estado sea sólo el de control social, dando paso a la libre circulación del capital y la privatización de empresas estatales y servicios básicos. 

Los ideólogos del libre mercado comenzaron a realizar los cambios respectivos para efectuar una limpieza a un Estado impregnado de socialismo y planificación. Si en el Estado desarrollista era de gran importancia la planificación urbana, estableciendo limites urbanos tanto a las constructoras estatales y privadas, el Estado neoliberal se desliga de toda planificación urbana, considerando ésta forma de operar como una contradicción para con el actuar “natural” del desarrollo de la ciudad, dando un énfasis socio-biológico a la expansión urbana, un organismo que crece de forma espontánea y a la cual no se le debe poner límite alguno. Es así como ésta desregulación conllevo a que en 1979, la Política Nacional de Desarrollo Urbano promulgara “el fin del límite urbano, propugnado por la vieja planeación y declaraba al suelo urbano como bien no escaso. De este modo se incentiva la incorporación ‘espontánea’ de suelos agrícolas a suelo urbano” (Valencia 2006: 8). El Estado como actor principal en la planificación urbana, pasó a ser un mero espectador entre los agentes privados, tanto sujetos como entidades.

De esta manera, con un Estado jibarizado en materia de intervención urbana, el rol protagónico en referencia al desarrollo de la ciudad lo tendrían el sector privado, principalmente las corporaciones pertenecientes al sector inmobiliario. Es así como la privatización del espacio urbano produce una nueva geografía de la ciudad, donde destacan elementos tales como “la coexistencia de varios Santiagos autónomos y aparentemente desarticulados, por lo menos a nivel de imaginarios. Un segundo elemento es que el proceso de modernización económica no ha contribuido a disminuir ni resolver el problema de la segregación y el encasillamiento espacial de los estratos sociales. Otro elemento es la fortificación de las zonas de contacto y de paso entre los sectores sociales y la implementación de prácticas (formales e informales, privadas u oficiales) de “limpieza” y “purificación” de barrios” (Valencia 2006: 12-13).

Los cambios que se pueden denotar son transversales, en el sentido tanto económico de los sujetos como territorialmente, ya que el mercado transformó la manera de estructurar la ciudad, una ciudad que no tiene estructura alguna, una “urbanización difusa” característica de un capitalismo mercantil. Este tipo de planificación liberal que contiene en su medula un radical interés económico, se comporta de manera agresiva e implacable con las capas mas pobres de la ciudad, se mostraba en el párrafo anterior las “purificaciones” de barrios residenciales, como también Soja leyendo a Harvey plantea que “las buenas intenciones de los planificadores liberales (e incluso planificadores radicales) tan a menudo desembocan en esas ‹‹consecuencias inesperadas›› y en los ‹‹grandes desastres de planificación››,(…) como por ejemplo la transformación de la ‹‹renovación urbana›› en una ‹‹expulsión de los pobres››” (Soja 2008 :165) Al mismo tiempo ésta expulsión de los pobres es parte del proceso (y efecto) de la intervención neoliberal en el espacio urbano, tal y como lo señala Antonio Daher “La localización suburbana de la mayoría de los pobladores más pobres es en rigor infraurbana. El encarecimiento de la tierra urbana asociada a la expansión metropolitana revierte sobre los sectores de menores ingresos, desplazándolos más y más a los extramuros de la ciudad” (Daher 1991).

Este lacónico relato nos ayuda a comprender la influencia de la doctrina neoliberal en la transformación del espacio urbano, como también la mutación del Estado en este ámbito de pensamiento, que se transforma en un ejecutor de políticas de corte asistencialista y subsidiario, entrampado en un régimen político en donde no puede ejercer intervención alguna. A su vez, esta mirada a las significativas transformaciones de la metrópolis de Santiago, nos permiten comprender el “efecto dominó” que despliega el sistema económico neoliberal, ya que al implementar políticas económicas mercantiles desde una esfera general o estructural, (aunque puede pecarse de reduccionismo económico) esto conlleva al devenimiento de transformaciones del espacio urbano reducido, como el barrio, el hogar, incluso la perspectiva y conciencia del propio sujeto. 

De esta manera, se muestra como la implementación de un determinado sistema económico contiene consecuencias negativas para un determinado tipo de vida de la sociedad, conllevando a la depredación tanto simbólica como arquitectónica del barrio y el espacio publico de la capital. La antigua noción de barrio comprendía a éste como un lugar “en el cual se vivía en comunidad, y en el cual las relaciones en torno a un espacio público común eran abundantes, sorpresivas y cotidianas. Un barrio en el cual prevalecía la heterogeneidad, en que todo estaba “revuelto”, en el cual la diversidad y tolerancia eran cualidades y condiciones fundamentales, y en el cual la identidad de sus habitantes, sus costumbres y su historia permanecían latentes” (Vallejos 2004). El barrio se muestra como un hábitat en que se desarrolla y reproduce el sujeto junto a otros sujetos, dentro de un espacio íntimo y de cotidianeidad, además de un espacio en donde el sujeto comprende una identidad y un sentido de pertenencia significativo, ya que es en el barrio donde se celebran las fiestas, se comparten diversos ritos sociales y se ejecutan los ritos cotidianos. El barrio es una micro-ciudad, dotada de diversos servicios básicos, tales como escuelas, hospitales, iglesias, comercio, además de áreas verdes y espacios públicos en el cual se desarrolle la vida social y cultural de los habitantes de éste. Vallejos plantea que el barrio debe poseer un hito que haya dado nacimiento a éste como tal, un acontecimiento histórico que haya repercutido en muchas familias, por lo que sirva como unión y el ya mencionado elemento identitario, que de cohesión a la vida social de los sujetos pertenecientes al barrio.

Esta noción de barrio en la actualidad parece casi “idílica”, ya que estamos acostumbrados a una forma de vida que posee una distancia considerable con la antigua forma de habitar. La re-conceptualización del barrio desde la perspectiva del neoliberalismo, se presenta como oposición a la antigua forma de barrio, siendo un modelo “en el cual se desvanece por completo la idea de comunidad, de diversidad y tolerancia, y en el cual pasan a ser primordiales temas como la privacidad, la seguridad, la homogeneidad, y la individualidad, dejando de lado todo acto en comunidad” (Vallejos 2004). La ideología del neoliberalismo produce un individualismo extremo en los habitantes de los barrios con “nuevo” rostro, una fragmentación de las relaciones sociales que conlleva a un deterioro de la vida comunitaria y segregación de los barrios al interior de las metrópolis. Los barrios se convierten en islas que conforman un archipiélago, produciéndose un barrio hermético y cerrado que no da espacio a lo “extranjero”, un individualismo tanto a nivel personal como social.

Las bases para esta nueva concepción de barrio cerrado y segregado, devienen de diversos fenómenos entre los cuales se destacan “la constante inseguridad ciudadana (producto de la violencia generada por la segregación) y por lo tanto el miedo a lo desconocido; la publicidad como influencia en la mentalidad de los individuos, y la simple necesidad del individualismo, proveniente de un cambio de actitud en los habitantes de la ciudad en que el egoísmo, arribismo, competitividad y egocentrismo los ha consumido, y en que el interés de sociabilizar ha pasado a formar parte de la historia” (Vallejos 2004). El barrio abierto y con un espacio comunitario y público pasó al barrio estilo “condominio”, fortificado herméticamente con guardias privados y cámaras de seguridad, en donde los espacios “públicos” son utilizados de forma particular y no como instancia de participación colectiva, promoviendo la segregación y diferenciación con el resto de la ciudad, al ser un elemento urbano que contiene un carácter privado y excluyente, no por un afán identitario, sino meramente de terror hacia el “otro desconocido”.

Este nuevo modo de vida de barrio repercute tanto en aquellos que se encuentran asentados en la periferia o en sectores suburbanos, como en aquellos establecidos en puntos importantes de Santiago, como son las zonas históricas, patrimoniales y con una gran identidad de barrio. Los habitantes de los barrios céntricos de Santiago comienzan a vivir “hacia adentro”, encerrándose en sus lugares de residencia y teniendo nulo contacto con los vecinos y las instancias de convivencia social. Al realizar una visita panorámica de diversos barrios como “Yungay”, “Franklin”, “Bellavista” y “Brasil”, nos encontraríamos con una gran cantidad de cites fuertemente asegurados, rejas y barrotes en ventanas y un acceso restringido a lugares en donde antes existía libre circulación. Pero por otra parte, éstos barrios cívicos no sólo se vieron afectados en el sentido del miedo extremo y del individualismo esquizofrénico al que aluden los teóricos al hablar de los nuevos barrios, sino también son presas del mercantilismo y de la gran empresa inmobiliaria, que posita su mirada sobre las casas antiguas, los cites en mal estado, los negocios agobiados por la desleal competencia del mall y la empresa retail, los conventillos amenazados con ser demolidos por la municipalidad y los sitios abandonados o que son “obligados” a ser abandonados. Las grandes inmobiliarias ven en cada sitio baldío un edificio con una gran cantidad de departamentos por vender, lo que promueve una búsqueda desenfrenada de espacios en los cuales desarrollar sus proyectos constructores, no respetando patrimonios arquitectónicos, ni el impacto ambiental que tal construcción puede provocar en el entorno. Es así como observamos departamentos de diez pisos en sectores de casas de un piso, o entablados en lugares que antes eran simbólicos para el barrio.

El neoliberalismo implantó en el barrio una ideología de mercado que contiene un espacio urbano de consumo que va de la mano con los fenómenos de transformación en el espacio del barrio antes mencionados. Distritos con espacios públicos precarizados, los lugares de esparcimiento y de reunión colectiva son reemplazados por los Mall y multitiendas, considerados las nuevas plazas públicas de las postmetróplis. El progreso trae consigo modificaciones como la transformación de cités en “lofts”, paseos peatonales y aceras anchas tipo boulevard, cafés con terrazas y centros culturales contemporáneos. Es así como diversos teóricos critican a esta nueva forma de barrio tipo “Starbucks” (lo denominan así por las ansias de poseer una de estas tiendas cerca de sus residencias), consecuencia de los procesos de “gentrificación” de algunos barrios del centro de Santiago, especialmente de sectores como Brasil, Yungay y Bellavista. En los nuevos departamentos y lofts de este nuevo tipo de barrio convergen sujetos de la denominada “clase media aspiracional”, venida de sectores periféricos de la capital, como también algunos sujetos venidos de sectores acomodados de la capital, dejándose llevar por el estilo de vida y la organización urbana de éstos sectores céntricos de la capital. Este proceso a parte de acarrear cambios radicales a los vecinos que viven desde tiempos remotos en aquellos sectores, también producen un encarecimiento del costo de terreno y aún más, de vida del lugar, obligando a que muchos nativos de aquellos barrios deban emigrar a otros sectores más económicos del gran Santiago. 

Como vemos, los cambios que trajo consigo el modelo neoliberal a la vida de barrio no son unitarios, sino que se dividen en una gran cantidad de efectos de los cuales muchos no fueron medidos ni contemplados en el presente trabajo. Cabe decir que sí se quiso exponer lo que personalmente se consideran los principales cambios en la vida de barrio, tanto de sectores periféricos como céntricos de la capital, como también la forma hegemónica de hábitat de los ciudadanos comunes de Santiago en sus diversos lugares de residencia.


1.-Alma Torres, Rodrigo Hidalgo (2009) Los peruanos en Santiago de Chile: transforma-ciones urbanas y percepción de los inmigrantes”. Polis: revista académica de la Universidad Bolivariana, Nº. 22, Santiago.
 1 Número 1 2001
2.-Arribas, María Inés. Vergara, Jorge (2001) “Modernización neoliberal y organizaciones del Tercer Sector en Chile” ”. Polis: revista académica de la Universidad Bolivariana, año/vol. 1 Nº 001, Santiago 1 Número 1 2001
3.-Daher, Antonio (1991). “Neoliberalismo urbano en Chile”. En: Revista de Estudios Públicos n°43. Centro de Estudios Públicos, Santiago.

4.-Soja, Edgard (2008) “Postmetrópolis: Estudios críticos sobre las ciudades y las regiones”. Traficantes de sueño ediciones, Madrid.

5.-Valencia, Marco (2006) “La ciudad del libre mercado. Emergencia del neoliberalismo y transformaciones en el espacio metropolitano. El caso de Santiago de chile 1975-1985”. DU & P: revista de diseño urbano y paisaje, Vol. 3, Nº 7, Santiago.

6.-Valencia, Marco (2007) “Revolución neoliberal y crisis del Estado Planificador”, revista electrónica DU&P: revista de diseño urbano y paisaje, Vol. 4, Nº 12, Santiago.

7.-Vallejos, María José (2004) “Privatización de la ciudad y fragmentación social. El caso de los “barrios fortificados” en Santiago”


4 de julio de 2012

Los peores remakes de hollywood

Remake en el lenguaje cinematográfico, se refiere a aquellas películas que reproducen fielmente (o no) la trama y personajes de otra cinta previamente realizada. Ya hace algunos artículos escribía sobre la crisis de creatividad del cine norteamericano, y como han tenido que valerse de producciones antiguas o extranjeras para desarrollar nuevas películas (sin contar los comics y videojuegos). Algunas de estas producciones obtienen buenos resultados, otros suficientes, pero la mayoría de estas cintas no supera a las películas originales (de ahí que en España les llamen "refritos" peyorativamente). 

En los últimos años han surgido una extensa cantidad de películas que reproducen cintas europeas, asiáticas, así como producciones de los años 90 hacia atrás. Esta lista aparecen cintas que he visto, por lo que pueden quedar fuera otras que consideren dignas de estar incluidas (para eso están los comentarios), pero más que criticar las copias es una forma de realzar las cintas originales, un pequeño servicio a la comunidad de este humilde servidor. 

 El planeta de los simios (1968) v/s El planeta de los simios (2001)

Existen varias diferencias radicales entre las dos películas. Primeramente en la cinta original se realiza una apología crítica al racismo, o sea contiene un componente social en su estructura dramática (los humanos no hablan, todo sucede en el planeta tierra), mientras que en la nueva versión los primates evolucionan sin explicación alguna, desarrollándose los hechos en otro planeta, dejando varios cabos sueltos y donde Tim Burton le dio mayor énfasis a los movimientos y expresiones de los simios que al relato propiamente tal. 


 El experimento (2001) v/s El experimento (2010) 

Una de Alemania y la otra de Estados Unidos, una original y otra una copia mal hecha. El experimento o Das experiment, es una película sencillamente excepcional, posee una tremenda historia, con un guión solido y actuaciones a la altura. Esta gran cinta la tomó un productora norteamericana, la llenó de clichés y guiños de cine hollywoodense, le puso a Adrien Brody y Forest Withaker para tener actores de carácter, y transformó un guión inteligente en una historia obvia, sin el carácter reflexivo de la alemana, en donde las motivaciones de los personajes son externos y no son producto del encierro. 



Psicosis (1960) v/s Psicosis (1998)

La primera es del maestro Alfred Hitchcock, la segunda de Gust Van Sant.
En la original Anthony Perkins interpreta a Norman Bates, en la segunda lo hace Vincent Vaughn.
Nada más que decir.


  La cena de los idiotas (1998) v.s La cena de los idiotas (2010)

La versión francesa, la original, es una cinta de un humor inteligente, con actuaciones muy teatrales y llena de gags creativos (sobre todos aquellos relacionados con las llamadas telefónicas). La versión estadounidense cambia sobre todo en sus ejes centrales; el idiota de la versión francesa es amable y todas las chambonadas son ejercidas sin intención, mientras en la nueva versión Steve Carrel es un ser agobiante, similar al Insoportable de Jim Carrie. Lo otro es que la versión francesa dura lo justo y necesario, sin rellenos ni partes añadidas, mientras que la americana dura casi 40 minutos más, agregando la parte de la cena que en la original omiten inteligentemente. 


 Rec (2007) v/s Cuarentena (2008) 

Rec es una muy buena cinta de terror (una de las grandes películas de terror del último tiempo para algunos), con un guion inteligente y una puesta en escena y forma de rodar la historia muy original. El remake americano tuvo dos grandes caídas que se divisaron en el preestreno de la película; primero la llamaron “Quarantine”, exponiendo que el edificio donde se desarrolla la trama quedaría aislado por algún motivo. Segundo, en el tráiler mostraban la parte en que arrastraban a la periodista por el suelo, ¡MOSTRARON EL FINAL DE LA PELICULA EN EL TRAILER!



La máquina del tiempo (1960) v/s La máquina del tiempo (2002)


La máquina del tiempo es una película de culto, con una historia fiel al libro y que critica la estupidez humana de las guerras. El remake se va por una historia romanticona, que carece de la esencia y simplicidad de la primera. Obviamente posee mejores efectos especiales y la actuación de Guy Pearce es relativamente decente, pero no supera ni asemeja a la original, la historia carece de un hilo argumental coherente. 




 El profesor Chiflado (1963) v/s El profesor chiflado (1996)


El gran Jerry Lewis no tuvo que acudir a los efectos especiales o de maquillajes para lograr la mutación de esta genial parodia de doctor Jekyll y Mr. Hyde. Solo unas gafas, unos dientes de utilería y una pasada por la peluquería y le bastaba para convertirse en estos personajes hilarantes de la comedia clásica. Risas que no me logró sacar Eddie Murphy, aunque hiciera hasta del perro de la familia y llenara la película de pedos y chistes de jardín infantil. Sigue participando negrito.




31 de mayo de 2012

Don Clotario Blest


"Perdonad, comprended y luchad incansablemente por la libertad, la justicia y la fraternidad" 

Clotario Blest Riffo
(1899 - 1990)

26 de mayo de 2012

Into the wild; irse a la mierda hecho película





       Todos alguna vez hemos tenido ganas de irnos a la mierda, por alguna discusión con la pareja, pelea con algún pariente, cansados del trabajo, del colegio o la universidad. Mandar todo a la chucha e irse allá donde nadie te encuentre, donde el diablo perdió el poncho como decimos los chilenos.

Into the wild es eso, la historia de  Christopher McCandless (Emile Hirsch) un joven que, cansado de los problemas familiares, del consumismo y de la sociedad entera, se enmarca en un viaje épico por Estados Unidos para llegar a Alaska y vivir en completa soledad, junto a sus libros y sobreviviendo de lo que la madre naturaleza le puede dar.  Durante el camino conoce una serie de personajes interesantes, hippies, turistas, la niña linda, y todas aquellas personas que aparecen en una road movie. Además toda esta emigración está acompañada de una banda sonora elaborada por Eddie Vedder, vocalista de Pearl Jam, lo que le da un toque indie a la cinta dirigida por Sean Pean.


La gracia de la cinta es que a todos los que la hemos visto (en mi opinión) nos dan ganas de irnos a la mierda. De cerrar el muro de facebook y caminar con una mochila llena de libros, de recuerdos, y perderse en la naturaleza, de volver al origen casi de la humanidad,  desde donde venimos.  En un mundo caótico donde al levantarnos lo hacemos escuchando música, en el metro hay televisores, en el trabajo hay música y ruidos molestos, en la calle suenan los automóviles y buses, en la noche la televisión nos acompaña con tonterías, en una sociedad como ésta, el silencio se transforma en un tesoro preciado. ¿Quién no ha sentido ganas de escapar de las deudas, del trabajo monótono, de los falsos amigos, del vivir de las apariencias, de la farándula, de los políticos corruptos, de la enfermedad, de la miseria? A todos nos gustaría introducirnos en la selva y no volver jamás, claro que con una cerveza en la mano y un ojo puesto en el celular.

Cierto es que es verdaderamente difícil realizar una travesía como la hecha por el protagonista de esta cinta, sea por compromisos y responsabilidades, por la familia y amigos o por simple cobardía. El miedo a la soledad es un temor de consideración en nuestra cultura, pero creo que es importante tener momentos de reflexión, a lo mejor no necesariamente huir hacia la cordillera armado de una mochila con libros, sino de buscar un espacio en la vida cotidiana en el cual se ponga a descansar el corazón y la mente, un momento de calma e introspección, de escucharse a sí mismo y no al bombardeo mediático de esta sociedad consumista. Si todos hiciéramos este ejercicio seguido, los fármacos no se venderían como pan caliente y las enfermedades sicológicas no serían una epidemia mundial.

“El hombre solitario es una bestia o un dios” (Aristóteles) 

2 de mayo de 2012

El primero de mayo de José


José se baja del transantiago que lo deja a unas cuadras de la alameda y camina hacia el punto de encuentro que puso la CUT y otras diversas organizaciones que convocaron a la mítica marcha del primero de mayo. El José no porta banderas rojas con la cara estampada del Che Guevara o Allende. No lleva megáfonos, ni lienzos de agrupaciones estudiantiles y de sindicatos laborales. El no va con pantalones con pitillo y parches en la mochila con alusiones a la muerte del capital y la caída de la iglesia. José lleva unas mallas de limones para vender,  el se prepara para trabajar en un día en que todos descansan  o se disponen a marchar por los derechos laborales.

Pero José no tiene derechos laborales, porque no tiene trabajo, es un número en aquellas estadísticas de desempleo del gobierno central. Posee trabajos esporádicos y se las arregla para mantener a su familia, constituida por su pareja y sus dos pequeños hijos. Para el empresariado y parte de la elite nacional, este hombre es un emprendedor, porque se las ingenia para ir funcionando a la par de la contingencia: vende helados en verano, lápices con linternas y bolígrafos en marzo, chocolates y galletones en la entrada al invierno, flores para el día de la madre, juguetes tóxicos multicolores para el día del niño, helados con gusto a copete para las fiestas patrias, dientes de vampiro en halloween, tarjetitas para pegar en los regalos en navidad, antifaces para las fiestas de año nuevo.

A él le gusta que los anarquistas dejen la cagá en las tiendas y que se agarren con las fuerzas especiales, no por una cuestión ideológica, sino porque así el zorrillo comienza a trabajar más temprano lanzando gases lacrimógenos y las ventas de limones se disparan como una molotov.  Entre todo el cabrerío, viejos socialistas, profesoras, dirigentes sindicales, obreros con cascos rojos, sopaipillas, comienza a correr cuando el carro lanza aguas se dispone a apagar un amague de barricada cerca de la calle Manuel Rodríguez. El intuye que luego va a quedar la grande, y comienza a ofrecer los limones a cien pesos.

Los anarcos comienzan a encender otra barricada y a lanzar camotazos al zorrillo, y empieza el juego del gato y el ratón, donde todos huyen despavoridos de del guanaco por las calles interiores,  mientras José se limita a refugiarse con los limones que le quedan detrás de un quiosco junto a unas jóvenes universitarias. Él no entiende de petitorios, de conflictos sociales, no comprende lo que es el sistema binominal ni la ley Hinzpeter, el sólo sabe que los cabros universitarios que marchan con banderas rojinegras, se convertirán en profesionales y tendrán estabilidad económica, mientras que él seguirá con sus pololos y los empleos precarios a los que postula en la Omil de su comuna.

José se alegra por los disturbios al final de la marcha, ya que gracias a eso vendió todas las mallas  de  limones que trajo a la protesta.  Él camina junto a la muchedumbre a tomar el transantiago que lo lleve devuelta a su casa, camina pensando en que los universitarios hagan otra marcha para vender limones, calculando cuánto dinero le falta para comprar su carrito de sopaipillas. José no entiende de capitalismo, plusvalía, coeficiente de gini ni reformas tributarias, solo sabe que cada peso que ahorra es importante para alimentar a su familia y poder llegar a fin de mes.