2 de octubre de 2011

7 escenas mas emotivas del cine

Son pocas las cosas en la vida que me hacen llorar. Una es picar cebolla, las pocas veces que lo he hecho siempre termino llorando. Otra es pisar descalzo cosas como legos, rocas filudas en la arena, etc… Y la última es el cine. A pesar de no ser un hombre demasiado emocional, creo que es cuando veo películas que suelto todas las lágrimas que no me salen en otras ocasiones.
Es por eso que hice una lista de las películas que considero más emotivas o que por lo menos a mí me han dejado con un nudo en la garganta. Sé que esto de las listas y sobre todo de cosas tan abstractas como el cine es algo demasiado subjetivo, pero espero fundamentar bien estas escenas, y si alguno me recomienda otra, mejor aún. Este post tiene varios spoiler, así que si no han visto alguna de éstas cintas, están advertidos.

La lista de Schindler (1993)
“Quien salva una vida, salva el mundo entero”

Película sobre el holocausto: llantería segura. Es difícil ver una película sobre el genocidio judío que no sea emotiva, una tragedia tan grande no puede dejar indiferente a nadie. Y la Lista de Schindler realizada en blanco y negro, además con los violines de John Williams, te mantiene con el nudo en la garganta todo el rato. Pero es la escena final, cuando Oscar llora como magdalena por no haber podido salvar más personas, que me hizo soltar más de una lágrima. Ese empresario exitoso que gozaba de todo los privilegios, verlo transformarse en un defensor acérrimo de los judíos, observarlo en pantalla vulnerable y siendo consolado por aquellos que más sufrieron, siendo consolado por aquellos que él salvó, es una imagen notable.



The Wrestler (2008)
“Me merezco estar solo”

El luchador de Aronofsky es una película dura, emocional, provocativa. Es una cinta que muestra la miseria humana, lo bajo que puede caer un hombre que lo tuvo todo, sobre todo emocionalmente hablando. Porque claro, Randy Robison (interpretado por Mickey Rourke) aparece como un tipo que duerme en una camioneta y vive en malas condiciones para haber sido una estrella de la lucha libre, pero creo que lo peor es la soledad en que se encuentra, esa amargura que emana su rostro, su forma de vida. Y un momento crucial de la cinta es la escena cuando existe esa especie de reencuentro con su hija, con una hija que dejó abandonada y quiere recuperarla. Esa escena en que Randy le abre su corazón a la hija y le pide perdón por las estupideces cometidas, ese viejo arruinado (como lo estaba Mickey hasta esa película en cierta forma) le pide otra oportunidad, le suplica y se vuelve tan transparente como la brisa del mar. Es una escena memorable ya que no sabes si es el personaje o Rourke el que está hablando, el que pide perdón por las tonterías y da gracias por la nueva oportunidad que le brinda la hija (o el cine). Es emotiva porque entre personaje y actor no hay nada, porque las palabras aparecen con una sinceridad que es inusitada en la pantalla.



Cinema paradiso (1988)
“Muack, muack, muack...”

Esta película es una oda al cine en todos sus ámbitos, una historia maravillosa de amor, pero de diversos tipos de amores. El amor fraternal entre Toto y Alfredo, el amor carnal y pasional de juventud de Toto y María, y por supuesto el amor al cine que todo un pueblo y la pareja de protagonistas profesaba fervientemente.

Cinema paradiso es una película tremendamente emotiva, donde Ennio Morricone ayuda mucho con su banda sonora. Personalmente, la escena que me hizo llorar fue la final, una escena que no es sobre el cine, sino que sencillamente es “el” cine. Todo cinéfilo debe haberse emocionado al ver ese tan hermoso regalo, las escenas de besos y censuras, una escena cargada de nostalgia, alegría, de pena por la muerte de Alfredo, pero por sobre todo de emoción y esperanza. Es difícil explicar una escena tan potente como esa, yo lloré no de tristeza ni de pena, simplemente lloré como si ese regalo me lo hubiesen hecho a mí, como si esas escenas hubiesen sido editadas y musicalizadas para mi persona, por lo que pienso, Cinema paradiso es un regalo para todo amante del séptimo arte.



Mar Adentro (2004)
"Me voy a la playa, a cambiar de aires.... "

Esta cinta es un golpe al bajo vientre, no entiendes como una persona postrada esta tan llena de vida y al mismo tiempo, anhela morirse. Posee convicciones que puedes comprender o no, pero es un personaje con el que uno se involucra mucho, a pesar de mostrarse gruñón y distante. Una relación particular en la cinta es la que tiene Ramón Sampedro (Javier Bardem) con su sobrino, que es similar a la del espectador con el mismo personaje, que a pesar de todo lo termina queriendo y considerando como un héroe de carne y hueso.

La escena que me provocó lágrima es aquella en que Ramón decide junto a sus amigos realizar la eutanasia, por lo que se van a la ciudad para realizar la muerte asistida. En la despedida, la cuñada y sus familiares saben que éste viaje no tiene retorno, pero su inocente sobrino piensa que es un paseo con fecha de retorno. Cuando Ramón le dice “hazme un favor, cuida de tu abuelo”, el sobrino reacciona, se da cuenta que éste nunca volverá a casa, comienza a llorar y a correr tras la ambulancia que transporta a su tío. Una escena notable, donde dos hombres que en la película se mostraban duros y poco sentimentales, se quiebran ante las emociones, donde el sobrino ve que el tío, objeto de su admiración, va hacia los brazos de la muerte para no retornar nunca más. 




El campeón (1979)
“¡Campeón, despierta!”

Esta película la utilizan en estudios psicológicos para ver si las personas tienen lagrimales (no es broma). Es una historia sencilla, con todos los pasos de la trama clásica, pero que si no te hace llorar deberías ir a revisarte con un doctor. Lo esencial de la cinta es el amor padre/hijo, el tipo de amor que creo es el más fuerte de todo. Sale un cabro chico que es más tierno que un Ferby y su padre es un ex campeón de boxeo (interpretado por Jon Voight) que estaba inmerso en el alcohol, pero decide volver al ring por su hijo y su esposa que aparece nuevamente.

Existen dos escenas que me hicieron soltar los mocos en este film. El reencuentro entre padre e hijo y la escena final de la pelea de box. Resulta que a Jon Voight le sacan la mierda, por lo que entra al camarín casi agónico. El niño está a su lado, esperando que éste se mejore y vuelvan pronto a casa, pero su padre muere, comenzando una de las actuaciones más lacrimógenas de un niño en el cine. El niño comienza a llorar y a pedir que lo despierte y…….no puedo seguir escribiendo porque estoy llorando en este momento. Es una escena demasiado emotiva y el cabro chico se roba el papel en esta cinta.


Los gritos del silencio (1984)
“¿Me perdonas? – No hay nada que perdonar”

Sydney es el típico corresponsal gringo, barbón, con chaquetas con hartos bolsillos, y lo mandan a cubrir el régimen de los Jemeres Rojos de Camboya. En eso conoce a Dith Pran, un nativo que le ayuda como traductor, luego como asistente y fotógrafo, además le cose los calcetines y le hace la comida. Cuando los Jemeres se toman la capital de Camboya, los periodistas deben buscar refugio en la embajada francesa, tornándose el ambiente tenso y enrarecido. Cuando la violencia llega a un nivel insostenible, se les exige a los extranjeros que dejen el país, por lo que deben dejar a Dith en Camboya, sabiendo que será confinado a los campos de prisioneros de los Jemeres.

El chinito pasa las mil y una, pero la escena final es simplemente conmovedora. No sé si era la fiebre que tenía cuando la vi, pero me emocioné mucho con el final de la película, ese reencuentro entre Sydney y Dith, ese abrazo de amigos, ese colgarse del cuello del otro como lo hacíamos cuando niño con nuestro padre, es demasiado emotivo. Añadir además que tiene la canción “imagine” de John Lennon.

Como dato aparte, el actor (que en verdad era doctor) que interpretaba a Dith Pran, Haing S. Ngor, ganó el Oscar como mejor actor de reparto con este papel. Además pasó a ser un activista por los derechos humanos y contra el régimen de Pol pot, por lo cual sería asesinado en EE.UU (se dijo que fue un asalto violento) en febrero de 1996.



Hachiko (2009)
“Guau”

Acá no existe una escena, es la película completa la que emociona al máximo. Es de un profesor universitario (Richard Gere) que se encuentra un perrito en la estación de tren y se lo deja de mascota. Este comienza a tener la mala (o buena) costumbre de ir a dejarlo y a esperarlo a la estación de trenes, haciéndose amigo de todos los que trabaja allí. Un día el profesor no vuelve (no voy a decir porque para no contar el final) y el perro se queda de por vida esperándolo que regrese.

La película es sencilla, no pretende ser para estudiosos ni objeto de reflexiones varias, es simple, enternecedora, y la verdad es que es imposible no llorar con ella. En general las películas de animales me emocionan, pero en esta la historia está hecha para que emocione y conmueva. La fidelidad y amor entre el profesor y Hachiko es raro de ver entre personas, entre amigos e incluso entre la misma familia, una entrega total que ya quisiese cualquier persona. Por último creo que el perro debería haber ganado el premio Oscar, actúa mejor que Sandra Bullock.



Bonus track

La tumba de las luciérnagas
“¿Porqué las luciérnagas mueren tan pronto?”

Puse esta película como Bonus Track porque cuando había escrito las siete me acordé de este gran animé. Uno está acostumbrado a que los monitos te hagan reír, te hagan pasar un buen rato, pero pocas veces los ves para que te emocionen y te hagan llorar. Hay excepciones como Remy, Marco o las películas y animaciones hechas para un público adulto como Vals con Bashir o Mary and Max.

Pero la tumba de las luciérnagas, dirigida por Isao Takahata (creador de Heidi) es una historia humana, dura y emocionante. Transcurre en la segunda guerra mundial, donde dos hermanitos (Seita de 14 años y Setsuko de 5) hijos de un oficial de marina japonesa, pierden a su madre en un bombardeo a la ciudad de Kōbe. Luego de quedar huérfanos, se quedan donde unos tíos que los tratan de mala manera, por lo que los hermanos prefieren escapar y quedarse en un refugio que encuentran cerca de un río. Como es tiempo de guerra, escasea la comida, por lo que Seita debe robar para alimentar a su hermanita, que agoniza debido a la desnutrición que padece. Al igual que Hachiko, no existe escena que no te deje un nudo en la garganta por lo que esta es una cinta que emociona de principio a fin, y que a pesar de ser una animación, es cruda y conmueve en demasía. Es una historia tan real y mejor elaborada que varias cintas con personas de “carne y hueso”. Cosa aparte es la música de fondo que funciona como plus para hacernos llorar como bebés.



1 comentario:

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