17 de julio de 2012

Emilio Sutherland y en su propia trampa; El justiciero de la pantalla chica



Es comun escuchar a las personas quejarse de lo bajo que ha caido la televisión chilena, que no existen espacios culturales y que lo trivial y mundano se ha tomado la pantalla chica. Pero aún existen esperanzas, pequeñas joyitas han aparecido en este basural denominado televisión: El programa “En su propia trampa” ha emergido como un oasis en el desierto para saciar la sed de tantos televidentes inconformistas y deseosos de espacios televisivos de calidad.

Emilio Sutherland (Tio Emilio para el medio) se ha transformado en el Elliot Ness de la televisión chilena, organizando un verdadero escuadrón de periodistas y técnicos que luchan contra la injusticia, la delincuencia, los timos y engaños de personas inescrupulosas. A través de su programa, denuncia valientemente y con ahínco a quienes de forma cobarde, intentan perjudicar al bajo pueblo. Pero ahí está Emilio,  el justiciero, el heroe que sin capa ni superpoderes, solo con sus micrófonos y cámaras ocultas, combate la puerta giratoria que los diversos gobiernos no han podido solucionar.

En mi admiración por este periodista, he querido cooperar con su causa y ayudar con algunas ideas para que siga combatiendo con la misma fuerza al lumpen que aparece en sus reportajes, aquí algunas sugerencias:

- Fiscalizar a los vendedores de cloro y leche que le echan agua a sus productos

- Vendedores de cucuhflís que le echan manjar solo en los extremos.

- Carteros que cobran mas de $30 pesos por carta.

- Empaquetadores de los supermercados que ponen solo una bolsa a las botellas de vidrio y otros productos pesados.

- Delincuentes que roban wifi y se cuelgan de la televisión digital.

- Niños que se quedan con el lapiz y la goma cuando se les toma el Simce.

- Personas que hurtan revistas de las salas de esperas.

- Jovenes que se llevan los lentes 3D del cine para su casa (no tienen filtro UV y son feos)

-  Personal de aseo de los malls que se toman los conchitos de bebida.

Espero que con estas sugerencias y el aporte de la ciudadanía, podamos batallar contra la delincuencia real y ser un país desarrollado. Espero encontrar a otros lectores que quieran unirse y apoyarme en la causa para iniciar el proceso de beatificación de Emilio Sutherland.

7 de julio de 2012

Las 10 técnicas de manipulación mediática según Noam Chomsky



La estrategia de la distracción El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.


Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.



Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

“Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.



6 de julio de 2012

Neoliberalismo y la transformación en la vida de barrio

No es necesario ser un gran intelectual para denotar los cambios arquitectónicos y culturales que han desarrollado las diversas ciudades y comunas de nuestro país. Cada uno podría realizar el ejercicio de rememorar los recuerdos de infancia y enumerar los principales cambios que se visualizan en los propios barrios; de aquellos años en que se jugaba a la pelota en la calle de tierra se pasa a la carencia de infantes en las calles pavimentadas de algunas villas, el negocio de la esquina en que se compraba pan se suplanta por el supermercado y el mall, y las festividades principales en que los vecinos se reunían a celebrar se pasa por el encierro y el individualismo extremo de una buena parte de los habitantes nacionales. 

Estos cambios y muchos otros que son igual de importantes y significativos en la vida de barrio, se explican a través del paulatino cambio en el régimen económico del país, que tiene su génesis en la implantación de la ideología neoliberal por parte de la dictadura militar, a mediados de los años setenta. Cabe destacar que éste pensamiento económico ejerció (y ejerce) una importante influencia en la junta militar, que empleó sus preceptos en diversos ámbitos como el educacional, el cultural, el de salud, el laboral y como se anunciaba anteriormente, el ámbito urbano.

 El pensamiento neoliberal nace como una acentuación de la doctrina monetarista, además de presentarse como una crítica al Estado Keynesiano de desarrollo industrial, que imperaba en los años anteriores a la década de los setenta. Los teóricos de la escuela de Chicago (principal escuela de desarrollo del neoliberalismo) sostenían que “el estado Keynesiano no representa una fuente especial y autónoma de bienestar que haga de los ingresos y los servicios unos derechos ciudadanos, sino que depende en sí mismo sumamente de la prosperidad del mantenimiento del crecimiento económico” (Valencia 2007:15). Así es como la crisis del Estado planificador permite la implantación de un nuevo modelo económico que sería implementado en prácticamente todo el occidente. La base medular en que se sustenta este pensamiento económico es un capitalismo flexible y desregulado, en donde el rol del Estado sea sólo el de control social, dando paso a la libre circulación del capital y la privatización de empresas estatales y servicios básicos. 

Los ideólogos del libre mercado comenzaron a realizar los cambios respectivos para efectuar una limpieza a un Estado impregnado de socialismo y planificación. Si en el Estado desarrollista era de gran importancia la planificación urbana, estableciendo limites urbanos tanto a las constructoras estatales y privadas, el Estado neoliberal se desliga de toda planificación urbana, considerando ésta forma de operar como una contradicción para con el actuar “natural” del desarrollo de la ciudad, dando un énfasis socio-biológico a la expansión urbana, un organismo que crece de forma espontánea y a la cual no se le debe poner límite alguno. Es así como ésta desregulación conllevo a que en 1979, la Política Nacional de Desarrollo Urbano promulgara “el fin del límite urbano, propugnado por la vieja planeación y declaraba al suelo urbano como bien no escaso. De este modo se incentiva la incorporación ‘espontánea’ de suelos agrícolas a suelo urbano” (Valencia 2006: 8). El Estado como actor principal en la planificación urbana, pasó a ser un mero espectador entre los agentes privados, tanto sujetos como entidades.

De esta manera, con un Estado jibarizado en materia de intervención urbana, el rol protagónico en referencia al desarrollo de la ciudad lo tendrían el sector privado, principalmente las corporaciones pertenecientes al sector inmobiliario. Es así como la privatización del espacio urbano produce una nueva geografía de la ciudad, donde destacan elementos tales como “la coexistencia de varios Santiagos autónomos y aparentemente desarticulados, por lo menos a nivel de imaginarios. Un segundo elemento es que el proceso de modernización económica no ha contribuido a disminuir ni resolver el problema de la segregación y el encasillamiento espacial de los estratos sociales. Otro elemento es la fortificación de las zonas de contacto y de paso entre los sectores sociales y la implementación de prácticas (formales e informales, privadas u oficiales) de “limpieza” y “purificación” de barrios” (Valencia 2006: 12-13).

Los cambios que se pueden denotar son transversales, en el sentido tanto económico de los sujetos como territorialmente, ya que el mercado transformó la manera de estructurar la ciudad, una ciudad que no tiene estructura alguna, una “urbanización difusa” característica de un capitalismo mercantil. Este tipo de planificación liberal que contiene en su medula un radical interés económico, se comporta de manera agresiva e implacable con las capas mas pobres de la ciudad, se mostraba en el párrafo anterior las “purificaciones” de barrios residenciales, como también Soja leyendo a Harvey plantea que “las buenas intenciones de los planificadores liberales (e incluso planificadores radicales) tan a menudo desembocan en esas ‹‹consecuencias inesperadas›› y en los ‹‹grandes desastres de planificación››,(…) como por ejemplo la transformación de la ‹‹renovación urbana›› en una ‹‹expulsión de los pobres››” (Soja 2008 :165) Al mismo tiempo ésta expulsión de los pobres es parte del proceso (y efecto) de la intervención neoliberal en el espacio urbano, tal y como lo señala Antonio Daher “La localización suburbana de la mayoría de los pobladores más pobres es en rigor infraurbana. El encarecimiento de la tierra urbana asociada a la expansión metropolitana revierte sobre los sectores de menores ingresos, desplazándolos más y más a los extramuros de la ciudad” (Daher 1991).

Este lacónico relato nos ayuda a comprender la influencia de la doctrina neoliberal en la transformación del espacio urbano, como también la mutación del Estado en este ámbito de pensamiento, que se transforma en un ejecutor de políticas de corte asistencialista y subsidiario, entrampado en un régimen político en donde no puede ejercer intervención alguna. A su vez, esta mirada a las significativas transformaciones de la metrópolis de Santiago, nos permiten comprender el “efecto dominó” que despliega el sistema económico neoliberal, ya que al implementar políticas económicas mercantiles desde una esfera general o estructural, (aunque puede pecarse de reduccionismo económico) esto conlleva al devenimiento de transformaciones del espacio urbano reducido, como el barrio, el hogar, incluso la perspectiva y conciencia del propio sujeto. 

De esta manera, se muestra como la implementación de un determinado sistema económico contiene consecuencias negativas para un determinado tipo de vida de la sociedad, conllevando a la depredación tanto simbólica como arquitectónica del barrio y el espacio publico de la capital. La antigua noción de barrio comprendía a éste como un lugar “en el cual se vivía en comunidad, y en el cual las relaciones en torno a un espacio público común eran abundantes, sorpresivas y cotidianas. Un barrio en el cual prevalecía la heterogeneidad, en que todo estaba “revuelto”, en el cual la diversidad y tolerancia eran cualidades y condiciones fundamentales, y en el cual la identidad de sus habitantes, sus costumbres y su historia permanecían latentes” (Vallejos 2004). El barrio se muestra como un hábitat en que se desarrolla y reproduce el sujeto junto a otros sujetos, dentro de un espacio íntimo y de cotidianeidad, además de un espacio en donde el sujeto comprende una identidad y un sentido de pertenencia significativo, ya que es en el barrio donde se celebran las fiestas, se comparten diversos ritos sociales y se ejecutan los ritos cotidianos. El barrio es una micro-ciudad, dotada de diversos servicios básicos, tales como escuelas, hospitales, iglesias, comercio, además de áreas verdes y espacios públicos en el cual se desarrolle la vida social y cultural de los habitantes de éste. Vallejos plantea que el barrio debe poseer un hito que haya dado nacimiento a éste como tal, un acontecimiento histórico que haya repercutido en muchas familias, por lo que sirva como unión y el ya mencionado elemento identitario, que de cohesión a la vida social de los sujetos pertenecientes al barrio.

Esta noción de barrio en la actualidad parece casi “idílica”, ya que estamos acostumbrados a una forma de vida que posee una distancia considerable con la antigua forma de habitar. La re-conceptualización del barrio desde la perspectiva del neoliberalismo, se presenta como oposición a la antigua forma de barrio, siendo un modelo “en el cual se desvanece por completo la idea de comunidad, de diversidad y tolerancia, y en el cual pasan a ser primordiales temas como la privacidad, la seguridad, la homogeneidad, y la individualidad, dejando de lado todo acto en comunidad” (Vallejos 2004). La ideología del neoliberalismo produce un individualismo extremo en los habitantes de los barrios con “nuevo” rostro, una fragmentación de las relaciones sociales que conlleva a un deterioro de la vida comunitaria y segregación de los barrios al interior de las metrópolis. Los barrios se convierten en islas que conforman un archipiélago, produciéndose un barrio hermético y cerrado que no da espacio a lo “extranjero”, un individualismo tanto a nivel personal como social.

Las bases para esta nueva concepción de barrio cerrado y segregado, devienen de diversos fenómenos entre los cuales se destacan “la constante inseguridad ciudadana (producto de la violencia generada por la segregación) y por lo tanto el miedo a lo desconocido; la publicidad como influencia en la mentalidad de los individuos, y la simple necesidad del individualismo, proveniente de un cambio de actitud en los habitantes de la ciudad en que el egoísmo, arribismo, competitividad y egocentrismo los ha consumido, y en que el interés de sociabilizar ha pasado a formar parte de la historia” (Vallejos 2004). El barrio abierto y con un espacio comunitario y público pasó al barrio estilo “condominio”, fortificado herméticamente con guardias privados y cámaras de seguridad, en donde los espacios “públicos” son utilizados de forma particular y no como instancia de participación colectiva, promoviendo la segregación y diferenciación con el resto de la ciudad, al ser un elemento urbano que contiene un carácter privado y excluyente, no por un afán identitario, sino meramente de terror hacia el “otro desconocido”.

Este nuevo modo de vida de barrio repercute tanto en aquellos que se encuentran asentados en la periferia o en sectores suburbanos, como en aquellos establecidos en puntos importantes de Santiago, como son las zonas históricas, patrimoniales y con una gran identidad de barrio. Los habitantes de los barrios céntricos de Santiago comienzan a vivir “hacia adentro”, encerrándose en sus lugares de residencia y teniendo nulo contacto con los vecinos y las instancias de convivencia social. Al realizar una visita panorámica de diversos barrios como “Yungay”, “Franklin”, “Bellavista” y “Brasil”, nos encontraríamos con una gran cantidad de cites fuertemente asegurados, rejas y barrotes en ventanas y un acceso restringido a lugares en donde antes existía libre circulación. Pero por otra parte, éstos barrios cívicos no sólo se vieron afectados en el sentido del miedo extremo y del individualismo esquizofrénico al que aluden los teóricos al hablar de los nuevos barrios, sino también son presas del mercantilismo y de la gran empresa inmobiliaria, que posita su mirada sobre las casas antiguas, los cites en mal estado, los negocios agobiados por la desleal competencia del mall y la empresa retail, los conventillos amenazados con ser demolidos por la municipalidad y los sitios abandonados o que son “obligados” a ser abandonados. Las grandes inmobiliarias ven en cada sitio baldío un edificio con una gran cantidad de departamentos por vender, lo que promueve una búsqueda desenfrenada de espacios en los cuales desarrollar sus proyectos constructores, no respetando patrimonios arquitectónicos, ni el impacto ambiental que tal construcción puede provocar en el entorno. Es así como observamos departamentos de diez pisos en sectores de casas de un piso, o entablados en lugares que antes eran simbólicos para el barrio.

El neoliberalismo implantó en el barrio una ideología de mercado que contiene un espacio urbano de consumo que va de la mano con los fenómenos de transformación en el espacio del barrio antes mencionados. Distritos con espacios públicos precarizados, los lugares de esparcimiento y de reunión colectiva son reemplazados por los Mall y multitiendas, considerados las nuevas plazas públicas de las postmetróplis. El progreso trae consigo modificaciones como la transformación de cités en “lofts”, paseos peatonales y aceras anchas tipo boulevard, cafés con terrazas y centros culturales contemporáneos. Es así como diversos teóricos critican a esta nueva forma de barrio tipo “Starbucks” (lo denominan así por las ansias de poseer una de estas tiendas cerca de sus residencias), consecuencia de los procesos de “gentrificación” de algunos barrios del centro de Santiago, especialmente de sectores como Brasil, Yungay y Bellavista. En los nuevos departamentos y lofts de este nuevo tipo de barrio convergen sujetos de la denominada “clase media aspiracional”, venida de sectores periféricos de la capital, como también algunos sujetos venidos de sectores acomodados de la capital, dejándose llevar por el estilo de vida y la organización urbana de éstos sectores céntricos de la capital. Este proceso a parte de acarrear cambios radicales a los vecinos que viven desde tiempos remotos en aquellos sectores, también producen un encarecimiento del costo de terreno y aún más, de vida del lugar, obligando a que muchos nativos de aquellos barrios deban emigrar a otros sectores más económicos del gran Santiago. 

Como vemos, los cambios que trajo consigo el modelo neoliberal a la vida de barrio no son unitarios, sino que se dividen en una gran cantidad de efectos de los cuales muchos no fueron medidos ni contemplados en el presente trabajo. Cabe decir que sí se quiso exponer lo que personalmente se consideran los principales cambios en la vida de barrio, tanto de sectores periféricos como céntricos de la capital, como también la forma hegemónica de hábitat de los ciudadanos comunes de Santiago en sus diversos lugares de residencia.


1.-Alma Torres, Rodrigo Hidalgo (2009) Los peruanos en Santiago de Chile: transforma-ciones urbanas y percepción de los inmigrantes”. Polis: revista académica de la Universidad Bolivariana, Nº. 22, Santiago.
 1 Número 1 2001
2.-Arribas, María Inés. Vergara, Jorge (2001) “Modernización neoliberal y organizaciones del Tercer Sector en Chile” ”. Polis: revista académica de la Universidad Bolivariana, año/vol. 1 Nº 001, Santiago 1 Número 1 2001
3.-Daher, Antonio (1991). “Neoliberalismo urbano en Chile”. En: Revista de Estudios Públicos n°43. Centro de Estudios Públicos, Santiago.

4.-Soja, Edgard (2008) “Postmetrópolis: Estudios críticos sobre las ciudades y las regiones”. Traficantes de sueño ediciones, Madrid.

5.-Valencia, Marco (2006) “La ciudad del libre mercado. Emergencia del neoliberalismo y transformaciones en el espacio metropolitano. El caso de Santiago de chile 1975-1985”. DU & P: revista de diseño urbano y paisaje, Vol. 3, Nº 7, Santiago.

6.-Valencia, Marco (2007) “Revolución neoliberal y crisis del Estado Planificador”, revista electrónica DU&P: revista de diseño urbano y paisaje, Vol. 4, Nº 12, Santiago.

7.-Vallejos, María José (2004) “Privatización de la ciudad y fragmentación social. El caso de los “barrios fortificados” en Santiago”


4 de julio de 2012

Los peores remakes de hollywood

Remake en el lenguaje cinematográfico, se refiere a aquellas películas que reproducen fielmente (o no) la trama y personajes de otra cinta previamente realizada. Ya hace algunos artículos escribía sobre la crisis de creatividad del cine norteamericano, y como han tenido que valerse de producciones antiguas o extranjeras para desarrollar nuevas películas (sin contar los comics y videojuegos). Algunas de estas producciones obtienen buenos resultados, otros suficientes, pero la mayoría de estas cintas no supera a las películas originales (de ahí que en España les llamen "refritos" peyorativamente). 

En los últimos años han surgido una extensa cantidad de películas que reproducen cintas europeas, asiáticas, así como producciones de los años 90 hacia atrás. Esta lista aparecen cintas que he visto, por lo que pueden quedar fuera otras que consideren dignas de estar incluidas (para eso están los comentarios), pero más que criticar las copias es una forma de realzar las cintas originales, un pequeño servicio a la comunidad de este humilde servidor. 

 El planeta de los simios (1968) v/s El planeta de los simios (2001)

Existen varias diferencias radicales entre las dos películas. Primeramente en la cinta original se realiza una apología crítica al racismo, o sea contiene un componente social en su estructura dramática (los humanos no hablan, todo sucede en el planeta tierra), mientras que en la nueva versión los primates evolucionan sin explicación alguna, desarrollándose los hechos en otro planeta, dejando varios cabos sueltos y donde Tim Burton le dio mayor énfasis a los movimientos y expresiones de los simios que al relato propiamente tal. 


 El experimento (2001) v/s El experimento (2010) 

Una de Alemania y la otra de Estados Unidos, una original y otra una copia mal hecha. El experimento o Das experiment, es una película sencillamente excepcional, posee una tremenda historia, con un guión solido y actuaciones a la altura. Esta gran cinta la tomó un productora norteamericana, la llenó de clichés y guiños de cine hollywoodense, le puso a Adrien Brody y Forest Withaker para tener actores de carácter, y transformó un guión inteligente en una historia obvia, sin el carácter reflexivo de la alemana, en donde las motivaciones de los personajes son externos y no son producto del encierro. 



Psicosis (1960) v/s Psicosis (1998)

La primera es del maestro Alfred Hitchcock, la segunda de Gust Van Sant.
En la original Anthony Perkins interpreta a Norman Bates, en la segunda lo hace Vincent Vaughn.
Nada más que decir.


  La cena de los idiotas (1998) v.s La cena de los idiotas (2010)

La versión francesa, la original, es una cinta de un humor inteligente, con actuaciones muy teatrales y llena de gags creativos (sobre todos aquellos relacionados con las llamadas telefónicas). La versión estadounidense cambia sobre todo en sus ejes centrales; el idiota de la versión francesa es amable y todas las chambonadas son ejercidas sin intención, mientras en la nueva versión Steve Carrel es un ser agobiante, similar al Insoportable de Jim Carrie. Lo otro es que la versión francesa dura lo justo y necesario, sin rellenos ni partes añadidas, mientras que la americana dura casi 40 minutos más, agregando la parte de la cena que en la original omiten inteligentemente. 


 Rec (2007) v/s Cuarentena (2008) 

Rec es una muy buena cinta de terror (una de las grandes películas de terror del último tiempo para algunos), con un guion inteligente y una puesta en escena y forma de rodar la historia muy original. El remake americano tuvo dos grandes caídas que se divisaron en el preestreno de la película; primero la llamaron “Quarantine”, exponiendo que el edificio donde se desarrolla la trama quedaría aislado por algún motivo. Segundo, en el tráiler mostraban la parte en que arrastraban a la periodista por el suelo, ¡MOSTRARON EL FINAL DE LA PELICULA EN EL TRAILER!



La máquina del tiempo (1960) v/s La máquina del tiempo (2002)


La máquina del tiempo es una película de culto, con una historia fiel al libro y que critica la estupidez humana de las guerras. El remake se va por una historia romanticona, que carece de la esencia y simplicidad de la primera. Obviamente posee mejores efectos especiales y la actuación de Guy Pearce es relativamente decente, pero no supera ni asemeja a la original, la historia carece de un hilo argumental coherente. 




 El profesor Chiflado (1963) v/s El profesor chiflado (1996)


El gran Jerry Lewis no tuvo que acudir a los efectos especiales o de maquillajes para lograr la mutación de esta genial parodia de doctor Jekyll y Mr. Hyde. Solo unas gafas, unos dientes de utilería y una pasada por la peluquería y le bastaba para convertirse en estos personajes hilarantes de la comedia clásica. Risas que no me logró sacar Eddie Murphy, aunque hiciera hasta del perro de la familia y llenara la película de pedos y chistes de jardín infantil. Sigue participando negrito.